Víctimas de COVID

Se consideran todas aquellas personas que debido a la situación de pandemia provocada por la COVID-19 presente algún problema psicológico:

  • Personas que han sufrido la enfermedad de la COVID-19 y presenta secuelas psicológicas
  • Personas que continúan con síntomas de la COVID-19 cuatro semanas después de haber superado la enfermedad (COVID persistente)
  • Personas que están atravesando un proceso de duelo por alguna pérdida asociada a la COVID (ya sea de personas o de empleo, pareja, etc.)
  • Personas que hayan estado hospitalizadas o ingresadas en UCI a consecuencia de la COVID y que presente sintomatología psicológica.

Según el presidente de la Confederación Salud Mental España los jóvenes, mujeres y personas con discapacidad, y en especial con discapacidad psicosocial, son algunos de los grupos de población que han visto más afectada su salud mental durante la pandemia. Otro colectivo especialmente vulnerable son las personas mayores ya que algunas de estas personas mayores que han sufrido soledad ahora les cuesta nuevamente recuperar la dinámica de socialización, ya sea porque tienen miedo o porque no se sienten con ánimos.

El porcentaje de personas de clase baja que se han sentido decaídas, deprimidas o sin esperanza durante la pandemia, casi duplica al de aquellas que se identifican con la clase alta (32,7% frente a 17,1%)

Diferentes expertos han anunciado que la pandemia ha producido un incremento del 30% de los trastornos emocionales en la población general.

Los trastornos mentales que más se están observando en la edad adulta son trastornos de angustia, síndromes depresivos, TOC y un incremento del abuso de sustancias, especialmente de alcohol y tabaco. El 17% de los pacientes con COVID-19 fueron diagnosticados con trastornos de ansiedad y el 14% con trastornos del estado de ánimo, incluida la depresión (Bleiker, 2021).

Ríos alerta de la cronificación de algunos procesos de duelo: Con las restricciones para la COVID-19 muchas personas no se pudieron despedir de sus seres queridos como querían y necesitaban, y eso implica no haber hecho el duelo correctamente, cronificando y provocando malestar emocional.

Una de cada cinco personas afectadas por Covid-19 mantuvo sus síntomas 5 semanas después y uno de cada 10 pasados 3 meses, según un estudio del Instituto Nacional de Estadística de Reino Unido.

Respecto a cómo puede afectar al organismo, la COVID persistente puede incluir una veintena de síntomas distintos, entre los que se encuentran cansancio, malestar, dificultad respiratoria, dolor de cabeza, pérdida del olor y el sabor, alteraciones de la concentración y del sueño, niebla mental, etc. Un 86,2% de los pacientes con la covid-19 persistente sufren también trastornos psicológicos o emocionales como angustia y depresión.

 

Se consideran todas aquellas personas que debido a la situación de pandemia provocada por la COVID-19 presente algún problema psicológico:

  • Personas que han sufrido la enfermedad de la COVID-19 y presenta secuelas psicológicas
  • Personas que continúan con síntomas de la COVID-19 cuatro semanas después de haber superado la enfermedad (COVID persistente)
  • Personas que están atravesando un proceso de duelo por alguna pérdida asociada a la COVID (ya sea de personas o de empleo, pareja, etc.)
  • Personas que hayan estado hospitalizadas o ingresadas en UCI a consecuencia de la COVID y que presente sintomatología psicológica.

Según el presidente de la Confederación Salud Mental España los jóvenes, mujeres y personas con discapacidad, y en especial con discapacidad psicosocial, son algunos de los grupos de población que han visto más afectada su salud mental durante la pandemia. Otro colectivo especialmente vulnerable son las personas mayores ya que algunas de estas personas mayores que han sufrido soledad ahora les cuesta nuevamente recuperar la dinámica de socialización, ya sea porque tienen miedo o porque no se sienten con ánimos.

El porcentaje de personas de clase baja que se han sentido decaídas, deprimidas o sin esperanza durante la pandemia, casi duplica al de aquellas que se identifican con la clase alta (32,7% frente a 17,1%)

Diferentes expertos han anunciado que la pandemia ha producido un incremento del 30% de los trastornos emocionales en la población general.

Los trastornos mentales que más se están observando en la edad adulta son trastornos de angustia, síndromes depresivos, TOC y un incremento del abuso de sustancias, especialmente de alcohol y tabaco. El 17% de los pacientes con COVID-19 fueron diagnosticados con trastornos de ansiedad y el 14% con trastornos del estado de ánimo, incluida la depresión (Bleiker, 2021).

Ríos alerta de la cronificación de algunos procesos de duelo: Con las restricciones para la COVID-19 muchas personas no se pudieron despedir de sus seres queridos como querían y necesitaban, y eso implica no haber hecho el duelo correctamente, cronificando y provocando malestar emocional.

Una de cada cinco personas afectadas por Covid-19 mantuvo sus síntomas 5 semanas después y uno de cada 10 pasados 3 meses, según un estudio del Instituto Nacional de Estadística de Reino Unido.

Respecto a cómo puede afectar al organismo, la COVID persistente puede incluir una veintena de síntomas distintos, entre los que se encuentran cansancio, malestar, dificultad respiratoria, dolor de cabeza, pérdida del olor y el sabor, alteraciones de la concentración y del sueño, niebla mental, etc. Un 86,2% de los pacientes con la covid-19 persistente sufren también trastornos psicológicos o emocionales como angustia y depresión.