Atentado terrorista
Los atentados terroristas pretenden lograr un objetivo político, económico, religioso o social a través del miedo, la coerción o la intimidación de una audiencia más amplia que las víctimas inmediatas.
Se pueden definir el terrorismo como un fenómeno que busca, con un fin político, religioso o ideológico, infundir terror, crear una alarma social e intimidar a la población, aprovechando la influencia de los medios de difusión masiva. El terrorismo ataca al derecho a la vida, al derecho a la libertad y a la seguridad de las personas, a la vida privada, a la familia y al domicilio y, por último, el terrorismo afecta a la libertad de pensamiento. de conciencia y de religión, así como la libertad de opinión y de expresión.
Las repercusiones psicopatológicas de los atentados terroristas se extienden más allá de las personas que directamente han experimentado el atentado y han sobrevivido al mismo ilesos o con heridas de mayor o menor consideración. A estas víctimas directas hay que unir las víctimas indirectas: los familiares y allegados de las personas muertas y heridas, los profesionales de emergencias (personal médico, de enfermería y de ambulancias, psicólogos, bomberos, policías, etc.) y voluntarios que han intervenido en la ayuda a las víctimas, las personas residentes en áreas cercanas a los lugares de los atentados, y la población general de la comunidad afectada.
El TEPT es, sin duda, el trastorno mental más frecuente entre las víctimas directas o indirectas de los atentados terroristas.
Tras un atentado terrorista pueden aparecer una gran variedad de síntomas psicopatológicos y trastornos mentales distintos al TEPT, entre lo que se encuentra el trastorno depresivo mayor, la agorafobia, el trastorno por pánico (o trastorno de angustia) y el trastorno de ansiedad generalizada (García y Sanz, 2010).
Los atentados terroristas pretenden lograr un objetivo político, económico, religioso o social a través del miedo, la coerción o la intimidación de una audiencia más amplia que las víctimas inmediatas.
Se pueden definir el terrorismo como un fenómeno que busca, con un fin político, religioso o ideológico, infundir terror, crear una alarma social e intimidar a la población, aprovechando la influencia de los medios de difusión masiva. El terrorismo ataca al derecho a la vida, al derecho a la libertad y a la seguridad de las personas, a la vida privada, a la familia y al domicilio y, por último, el terrorismo afecta a la libertad de pensamiento. de conciencia y de religión, así como la libertad de opinión y de expresión.
Las repercusiones psicopatológicas de los atentados terroristas se extienden más allá de las personas que directamente han experimentado el atentado y han sobrevivido al mismo ilesos o con heridas de mayor o menor consideración. A estas víctimas directas hay que unir las víctimas indirectas: los familiares y allegados de las personas muertas y heridas, los profesionales de emergencias (personal médico, de enfermería y de ambulancias, psicólogos, bomberos, policías, etc.) y voluntarios que han intervenido en la ayuda a las víctimas, las personas residentes en áreas cercanas a los lugares de los atentados, y la población general de la comunidad afectada.
El TEPT es, sin duda, el trastorno mental más frecuente entre las víctimas directas o indirectas de los atentados terroristas.
Tras un atentado terrorista pueden aparecer una gran variedad de síntomas psicopatológicos y trastornos mentales distintos al TEPT, entre lo que se encuentra el trastorno depresivo mayor, la agorafobia, el trastorno por pánico (o trastorno de angustia) y el trastorno de ansiedad generalizada (García y Sanz, 2010).